
Con su saco rojo y su cartera marrón, paró su reloj una fría mañana de miércoles, (parafraseando a Serrat), caminaba despacio por calle Eva Perón casi llegando a la Casa de la Cultura, los brazos apretando su pecho, de repente se doblaron sus piernas y cayó al suelo boca abajo, un vecino que la vió por la ventana de su negocio corrió a socorrerla, la dió vuelta y fue testigo de su último suspiro, se llamaba Marta Capone, el martes cumpliría 82 años, la vida no lo quiso así.
Esta vez la policía vino rápido lo mismo que la ambulancia, de nada sirvieron las maniobras de RCP o el desfibrilador, Marta se fue, su alma se fue, porque su cuerpo quedó tirado en el piso desde aproximadamente las nueve y cuarto de la mañaña hasta las dieciseis quince que una cochería vino a buscar su cuerpo rígido y frío.
Algo estamos haciendo muy mal, para que un ser humano esté muerto tirado en la vereda seis horas a la vista curiosa y piadosa de todos los que transitaban por el lugar.
La pregunta es ¿ donde estaba el médico legal, para que la declare como obito, dónde estaba la mortera municipal (si aún existe) para que la lleve al Instituto Médico Legal y le hagan la correspondiente autopsia si hacía falta, para devolver el cuerpo y darle cristiana sepultura?